En el plano de la materialidad no-virtual, la hipercaptación de todo lo que nos rodea y la puesta en el centro de la imagen como percepción sensible necesita de toda una infraestructura que sostenga nuestra memoria externalizada. La memoria digital, a nivel material, siempre ha sido un espacio finito con el que nos hemos encontrado problematizados enfrentándonos a notificaciones de poco espacio de almacenamiento. Este problema, el cual sobre todo habitaban los usuarios de Android, me lleva a poner la mirada en los sistemas de almacenaje más normalizados por el otro sector de la sociedad el cual habita los servicios que ofrece Apple.





Icloud es un sistema determinado y fijo que utiliza Apple de almacenamiento nube o cloud computing que se diversifica en otras plataformas de almacenamiento de Google y Windows para repartir el peso de toda esta masa abstracta de recuerdos - entre canciones de música, calendarios y millones de correos electrónicos. Es un servicio que permite a más de ciento cincuenta millones de usuarios almacenar archivos y datos en un mundo cada vez más virtualizado, en el que la imagen se acerca a un núcleo sobre el que gravitan nuestras interacciones con la pantalla, que se acerca a un plano iconocéntrico de hipercuerpos (LEVY, 1995). Puedes conseguir por tan solo nueve con noventa y nueve euros dos teras de espacio donde poder guardar las fotos de tu perro - o de cualquier animal que desprenda cuteness - los selfies con tus amigas, los tuyos, o en general cualquier tipo de material que nos produzca entretenimiento-serotonina digital. La memoria de internet está sostenida por la idea de nube, infraestructura que sostiene aparentemente (en cuanto a apariencia) de forma abstracta y sólida todo aquello que subimos a internet. Internet aparentemente se nos aparece como un objeto atemporal, como si no perteneciera a ningún tiempo específico. Internet depende y está en el constante discurso de la hipervelocidad. Está en una lucha constante contra el tiempo humanamente perceptible. Está en una lucha discursiva constante contra su dependencia hacia la materialidad. Está, 24/7/365, aparentemente en una omnipresencia. En una accesibilidad inmediata, economía del tiempo productivista. Está inscrito en un posicionamiento radical contra la espera. Esperamos de internet que todo siga tal y como lo hemos dejado, manteniendo en nuestros espacios virtuales un estatismo ligero dando margen a la actualización. Las versiones de las páginas webs y los ciclos de vida de los softwares - etapa alfa, etapa beta y etapa estable - depuran en calidad de error, en calidad de inestabilidad. En capacidad de poder almacenar y guardar todos los cambios que hacemos sobre ellas y en no convertirse en un espacio de aleatoriedad.

La(s) nube(s), infraestructuras que sostienen todo lo que producimos en internet, son servidores que almacenan la memoria y mantienen el desarrollo de cualquier tipo de objeto virtual digital que existe en la red. El cielo digital tiene tres nubes monopolizadoras. Amazon Web Services (AWS), servidor que lleva funcionando desde 2006 siendo pionero en la cosecha de datos. Azure Microsoft, plataforma diseñada para funcionar con windows y su ecosistema, el cual se posiciona en el sistema operativo más usado en todo el mundo. Y por último, Google Cloud Platform, operativa desde el 2008, ofreciendo unos servicios de almacenamiento enfocados a la Bigdata, Analytics e inteligencia artificial. La computación en la nube se trata de una distribución de recursos tecnológicos de la información bajo demanda a través de internet mediante un esquema de pago por uso. El Elastic Cloud Computing se basa a través de la demanda, en una oferta moldeable, es decir, memorias moldeables que se amplían o se reducen en función del momento. Las redes sociales amplían o disminuyen su capacidad de almacenaje de información y de datos según su popularidad. Las redes sociales están hospedadas en estas infraestructuras y por lo tanto, el contenido que generamos también. Amazon posibilita la circulación de información a escala mundial, a través de la construcción de mínimo dos servidores de Availability Zones en lo que amazon llama regiones, a una distancia de cien kilómetros entre ellos. Esta nueva forma de organización cartográfica modifica el sentido convencional de las regiones, divisiones en el mapa que generan fronteras en territorios que comparten el mismo bagaje socio-cultural, para introducir una concepción basada en la latencia de datos, velocidad y estabilidad de internet.

Las regiones guardan dentro de ellas servidores llamados Availability Zones (zonas de disponibilidad), y lo normal es su construcción en pareja para asegurar que en una caída de funcionamiento de uno de ellos, el otro pueda sostener el servicio y no se colapse el sistema. Cada availability zone es una zona de energía, conectados entre ellos por una red de alta velocidad, situados a las afueras de las ciudades. Estas zonas de disponibilidad conectan con ubicaciones llamadas Edge Locations, centros de datos de Amazon diseñados para ofrecer servicios con la menor latencia posible. Amazon tiene docenas de estos centros de datos repartidos por todo el mundo. Están más cerca de los usuarios que las zonas de disponibilidad, a menudo en las principales ciudades, por lo que las respuestas pueden ser rápidas y ágiles. Los sistemas de almacenamiento dependen de su conectividad para ser operativos y funcionales. La construcción de esta red entre el espacio de almacenamiento y nosotros es un proceso cartográfico, jerárquico, priorizante en cuanto al funcionamiento de nodos. Lejano de los espacios rurales, generando también una jerarquía geopolítica respecto al acceso a la memoria digital y hacia conectividad de la información en general.

Los Cloud Data Centers no se habitan, se hospedan. Hospedar, de acoger temporalmente a alguien en una casa propia. Servir un espacio a alguien para que viva durante un tiempo. Las imágenes, desterritorializadas, también se hospedan. La imagen es un huésped que vive durante un tiempo en nuestras retinas para desplazarse a otro lugar. Entre esos lugares, el olvido. Nuestro margen de retención de treinta segundos hospeda constantemente lo que vemos, nos habitan a nosotros. Manteniendo el sentido fantasmagórico. Un huésped también puede ser parasitario. Organismo que alberga en su interior o que lo porta sobre sí, ya sea en una simbiosis de parasitismo o mutualismo.

La memoria externalizada necesita de un lugar que la sostenga
El cielo tiene tres nubes
¿Cuánto pesan los recuerdos de ciento cincuenta millones de personas?
Esta página se rinde ante la majestuosidad de las malas hierbas. Ante su habilidad de introducirse en un espacio que no es el suyo y crecer robustamente. No hay un espacio concreto para las malas hierbas, están destinadas a la aniquilación, pero siempre emergen de cualquier grieta aprovechando el milímetro del hueco, economizando de cualquier rastro de humedad que queda. Hospedamos en nuestras ranuras estas apariciones desubicadas.
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mapa de nodos en España